Tribute from Samantha Leyland
To me Consuelo was a beacon of bravery and inspiration, in fact one of the most inspirational people I have ever had the honour of meeting! Her kind spirit and infectious aura lit up every room she entered. We first met around 3 years ago when I became a housekeeper for her and Lynda. At first she scared me as she seemed very stern - I was petrified of doing something wrong but I soon became aware of her kind and understanding self! We often used to laugh as I cleaned her room and would sit on the bed with her, both enjoying a rant about the Tories! She would tell me many stories of her childhood which were captivating and I felt I could listen to them for hours and be sent to a different former life of hers through her vivid recollections.
Despite her being poorly and enduring gruelling treatment, she never wavered in standing up firmly for what she believed in, showing resilience and determination.
Consuelo’s kindness extended to her offering me work in her beloved publishing office - ‘Victorina Press’ a place she created to ensure all authors had their individual voices heard through their work.
Para mí, Consuelo era un modelo de valentía e inspiración; de hecho, ¡una de las personas más inspiradoras que he tenido el honor de conocer! Su espíritu amable y su aura contagiosa iluminaban cada habitación en la que entraba. Nos conocimos hace unos tres años, cuando me convertí en ama de llaves para ella y Lynda. Al principio me asustaba porque parecía muy severa; me daba miedo hacer algo mal, pero pronto me di cuenta de su carácter amable y comprensivo. A menudo nos reíamos mientras limpiaba su habitación y nos sentábamos en la cama con ella, ¡las dos disfrutábamos de una perorata sobre los conservadores! Me contaba muchas historias de su infancia que eran cautivadoras y sentía que podía escucharlas durante horas y trasladarme a una vida anterior diferente a la suya a través de sus vívidos recuerdos.
A pesar de estar enferma y soportar un tratamiento agotador, nunca vaciló en defender con firmeza lo que creía, mostrando resiliencia y determinación. La amabilidad de Consuelo se extendió al ofrecerme trabajo en su querida oficina editorial, “Victorina Press”, un lugar que creó para garantizar que todos los autores tuvieran sus voces individuales escuchadas a través de su trabajo.