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The Perezovic Gang: by Pati Obreque and Alma Pecchi

The Perezovic Gang


Consuelo surely belonged to many groups with various motivations and interests during her life, but when she was about 29, she became part of the Perezovic Gang. Patricia, a member of the group, remembers when she must have been 10 and Consuelo 9, and she was at school looking through the window and saw this short girl with dark hair, who caught her eye: she was walking with an upright stance as if telling the world… “Here I am, full of big dreams and I am going to achieve them.” Girls from primary state schools did not have that kind of attitude in life, not back then.

The Perezovic Gang - Jorge, Alma and Consuelo met first, Guisela and Gloria soon followed, and Pati completed the group- came across one another at the Chilean British Institute of Culture in Concepción, Chile, where we all went looking for a job, having recently graduated or still completing our programmes at the university, all graduated teachers of English and some translators. Consuelo started showing her ambition and determination towards learning and her profession: she became director of studies and, in spite of being our boss, she never stopped being part of the “Perezovic gang” and we went on being good friends and discovering similarities among us, coincidences regarding our priorities and interests, ways of looking at life and humour at dealing with it. In the tiny teachers' room on the ground floor at the British Institute, among files, worksheets, cassette recorders and an overhead projector, a knowing look was enough to understand one another and burst into laughter. And there was Consuelo rushing around with a pile of files under one arm, her mind busy with other personal worries and commitments: the music group, the literature group, the opposition-to-the-dictatorship group, the feminist group, among others. Our friendship grew stronger with time until we became a group of “brothers and sisters”, who kept themselves company and supported one another through tough times, we dreamt and reflected together and, above all, we laughed and enjoyed each other's company. Any excuse was taken to meet and celebrate and all these “juntaciones” motivated sketches, odes, limericks and letters, where we all excelled in our creative drawing and writing skills, led by those who would later become famous writers: Gui and our dear Consuelo with her fierce passion for life and strong sense of justice. By Patricia Obreque and Alma Pecchi

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Perezovic (1980s): Guisela Parra, Consuelo, Jorge Pinto, Alma Pecchi, Pati Obreque

Jorge, Consuelo and Alma

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Consuelo and Gloria (2014)

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Teachers of English at the British Institute in Concepcion, c.1990

Los Perezovic


Seguro que Consuelo perteneció a muchos grupos de objetivos e intereses variados en su vida, pero cuando tenía alrededor de 29 años ella conformó el grupo de los Perezovic. Patricia, una de las integrantes del grupo, cuenta que un día cuando tenía alrededor de 10 años y Consuelo 9, mientras miraba por la ventana de su escuela, vio a una niña baja de pelo negro que le atrajo la mirada. La razón era que ella caminaba con la espalda muy erguida como diciéndole al mundo “Aquí voy yo, tengo grandes sueños y los voy a conseguir”. Las niñas de escuelas primarias públicas no tenían esa parada ante la vida, no en esos años.

 

Los Perezovic - Jorge, Alma y Consuelo se juntaron primero, pronto se sumaron Guisela y Gloria, y Pati completó el grupo- nos fuimos encontrando en el Instituto Chileno Británico de Cultura en Concepción, Chile, donde llegamos todos buscando “pega” como profes, apenas egresados o cursando los últimos ramos de nuestras carreras, todos profesores de inglés y algunas traductoras. Allí Consuelo comenzó a demostrar sus ambiciones y entrega hacia el saber y la profesión: fue directora académica del Instituto y, a pesar de ser nuestra jefa, nunca dejó de ser otra más de los “Perezovic”, y continuamos mirándonos con simpatía y descubriendo las similitudes entre nosotros, coincidencias respecto a prioridades e intereses, maneras de mirar la vida y el humor para abordarla. En la diminuta sala de profesores del primer piso del “Británico”, entre files, worksheets, grabadoras y el overhead projector, nos bastaba una mirada cómplice para entendernos y estallar en carcajadas. Y ahí andaba Consuelo de carreras con una pila de carpetas bajo el brazo y la cabeza ocupada en sus otras inquietudes y compromisos personales:el grupo de música, el grupo de literatura, el grupo de oposición a la dictadura, el grupo feminista, entre otros. Nuestra amistad creció con los años hasta convertirnos en un grupo de “hermanos”, quienes nos compañábamos y apoyábamos en momentos difíciles, soñábamos y reflexionábamos juntos y, sobre todo, reíamos y disfrutábamos de nuestra compañía. Cualquier excusa servía para juntarnos a celebrar y casi siempre de estas “juntaciones” surgían dibujos, odas, rimas y cartas, donde todos hacíamos gala de nuestras habilidades creativas, lideradas por quienes con el tiempo se convertirían en celebradas escritoras: la Gui y nuestra querida Consuelo con su profunda pasión por la vida y fuerte sentido de la justicia.

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